Memorias de la RSEHN (segunda época)

Entre las poblaciones humanas contemporáneas, las asentadas en la cuenca mediterránea han sido tradicionalmente unas de la más y mejor estudiadas del mundo a nivel de su arqueología y de su diversidad genética. El mar Mediterráneo es un espacio geográfico singular por su condición de mar intercontinental. El estrecho de Gibraltar, situado en su extremo más occidental, es la conexión geográfica más próxima entre África (Marruecos) y Europa (Península Ibérica). El presente trabajo pretende realizar una revisión de algunos resultados genéticos que demuestran que el Estrecho y su área circundante han representado un importante y antiguo corredor geográfico en las rutas de migración entre África y la Península Ibérica en la historia humana reciente. Las evidencias más expresivas sobre la complejidad de los contactos humanos a través de Gibraltar y su entorno han surgido de los estudios basados en los marcadores uniparentales maternos (ADNmt) y paternos (C-Y) y, más recientemente, desde el genotipado masivo del genoma humano. Los datos observados convergen en mostrar que las trazas genómicas africanas más intensas dentro de Europa están concentradas en la Península Ibérica, principalmente, a lo largo de su franja geográfica más sudoccidental. Este escenario nos permite afirmar el importante papel del estrecho de Gibraltar en los movimientos humanos, los cuales parecen ser no fácilmente reconciliables con eventos históricos. Los estudios genómicos en poblaciones asentadas a uno y otro lado del Estrecho han permitido desvelar que desde el Holoceno temprano (Mesolítico) (10.700 cal BP o 9.500 BC) en adelante, grupos de origen africano empezaron a dejar sus huellas en el genoma de las poblaciones ibéricas. La movilidad humana en la región ha sido recurrente, recíproca y no esporádica.

Present-day western Mediterranean human populations have traditionally been one of most thoroughly studied, in the world, from its archeology to its genetic diversity. The Mediterranean Sea represents a unique geographic space. This singularity is due to its role as an intercontinental sea. The Strait of Gibraltar is the western border of the Mediterranean and it is also the closest point between Africa (Morocco) and Europe (Iberian Peninsula). The present work aims to provide some genetic results that reveal that the Strait and its surroundings have represented an important and ancient geographic corridor for migration routes between Africa and the Iberian Peninsula along recent human history. The most visible evidences on the complexity of human contacts across the Strait of Gibraltar maritime zone have appeared from studies based on uniparental markers (mtDNA and Y-C) and, more recently, from high-throughput genotyping of the human genome. Data have been convergent to show that the most intense African genomic traces within Europe are concentrated at the Iberian Peninsula, mainly along its southwestern geographical fringe. This scenario allows confirming the key role of the Strait of Gibraltar for human movements, which are not easily reconcilable with historical events. Genomic studies performed in populations from both sides of the Strait have shown that from early Holocene times (Mesolithic) (10.700 cal BP or 9.500 BC) onwards, African incoming groups began to leave signatures into the Iberian genomes. Human mobility in the region has been recurrent, reciprocal and non-sporadic.